La emergencia climática es uno de los temas más preocupantes a los que debemos hacer frente las generaciones presentes y futuras. Fruto de esta urgencia es constante el esfuerzo invertido en desarrollar nuevos materiales y procesos de fabricación, capaces de reducir nuestra huella medioambiental.
El sector AECO es responsable de un 38% de las emisiones de CO2 y consume un 35% de la energía, de acuerdo a los datos recabados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. La construcción sostenible surgió como una nueva forma de hacer frente a estas alarmantes cifras. Esta se basa en planear y ejecutar considerando tanto el impacto del entorno sobre el proyecto como el de este sobre el entorno.
La construcción tradicional asume multitud de errores que suponen sobrecostes, retrasos y un consumo ingente de materiales, con su consiguiente generación de residuos y desperdicio de materia prima. Aquí es donde entra el LEAN, una filosofía dirigida a eliminar todo aquello que no aporte valor en el proceso productivo.
Este enfoque busca aumentar la eficacia y eficiencia de sus procesos, detectando y eliminando lo que se conocen como los 8 desperdicios del LEAN:
- Sobreproducción
- Transportes innecesarios
- Tiempos de espera
- Sobreprocesamientos
- Exceso de inventario
- Exceso de movimientos
- Defectos de calidad
- Talentos no aprovechados
Al aplicar BIM bajo una perspectiva LEAN es cuando realmente se genera una sinergia, capaz de multiplicar sus beneficios retroalimentándose ambas metodologías.
El BIM abarca toda la vida del proyecto, desde su planificación y desarrollo, pasando por su uso, hasta su rehabilitación y desmantelamiento. La utilización de este tipo de herramientas digitales facilita la evaluación de la eficiencia energética, para posteriormente seleccionar los materiales, orientación y diseño más adecuados. Además, al disponer de un gemelo digital, los errores e incongruencias son detectados en la fase de diseño, evitando así el derroche de material, energía y costes que supone rehacer un trabajo.
“El mejor residuo que el que no se crea” y efectivamente, al aplicar LEAN y BIM, los errores de ejecución se reducen drásticamente, disminuyendo con ello el consumo de material, los sobrecostes y el impacto medioambiental del proyecto.
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Angela Alonso Moro. Técnico de marketing en DAAG.